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La estructura de salarios en Andalucía, según el último informe del INE, refleja una escandalosa desigualdad entre mujeres y hombres.Paradójicamente los datos sobre el trabajo en el hogar indican lo contrario: las mujeres le dedican más del doble de tiempo al trabajo doméstico que los hombres. ¿Como es posible que las que más trabajan sean las que menos ganen?.La desigualdad de género se manifiesta así y aquí, por medio de los salarios, como una de las la formas sociaesl más severas de desigualdad.

Mujeres y salarios en Andalucía: cuando quién más trabaja es quién menos cobra

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La última encuesta de estructura salarial del 2008 del INE  sigue reflejando  el escandaloso  hecho de que las mujeres  gana menos que los hombres aunque trabajen igual o más, y en lo mismo… Las mujeres ganan  5836 euros menos en España y 5631 euros menos en Andalucía, con respecto al salario medio de los hombres. Para añadir gravedad al asunto, todo ello en un contexto en el que la distancia salarial por género en Europa, está en el 15%, aunque en España se dispara al 31,7%.

               Los datos son claros y están fechados en el año 2008.Una  trabajadora  andaluza  gana 2344 euros menos que la media  estatal  de las trabajadoras. A su vez esta misma trabajadora andaluza,  recibe 5643 euros menos, que lo que recibe un trabajador andaluz. La  desigualdad de salarios  entre hombres y mujeres en el salario medio, es más del doble de la diferencia salarial  media, entre los salarios medios españoles y los andaluces.

           Pero hay más, el salario  medio de las mujeres españolas  es 6452 euros más, que el salario de una andaluza de renta más baja. Pero la diferencia entre el salario de esta mujer andaluza de renta más baja y el de un hombre andaluz de una  renta equivalente,  es  de 5618 euros,  a favor del hombre.Como se  puede observar  prácticamente la misma diferencia…

       Existen numerosos estudios actuales que resaltan  una intima conexión entre formación y salario, en donde aquellas personas mejor formadas son las que mejor salario perciben, acrecentándose a lo largo de la trayectoria profesional. Si las mujeres españolas, incluidas las andaluzas, han mejorado sus porcentajes en el ámbito de la formación con respecto a los hombres hasta igualarlos o mejorarlos (porcentaje de alumnado femenino aprobado en las pruebas de acceso a la universidad, tituladas superiores, menores tasas de abandono escolar, mayor numero de doctoras universitarias…) ¿Por qué ello no repercute en la equiparación de salarios con respecto a los hombres? 

       Además, los hombres en Andalucía le dedican 2,08 horas diarias al cuidado y trabajo  en el hogar, mientras que las mujeres le dedican  5,09 horas, según la encueta de empleo del tiempo del INE del 2003. Las mujeres andaluzas le dedican más del doble de tiempo al hogar que los hombres. Si valorizáramos hipotéticamente este trabajo doméstico oculto, en función del valor medio de la hora de trabajo de hombres y mujeres (tal como recoge la encuesta de salarios del INE); encontraríamos que la diferencia  de salario  por género en Andalucía se duplicaría. Las mujeres  por más trabajo cobran 9000 euros menos que los hombres en nuestra tierra.

           Todos esto datos nos indican, que la desigualdad salarial y económica  de género, es la desigualdad más severa de la estructura salarial española y andaluza. Por   encima de la clase,  edad, el  sector de empleo o el territorio, la desigualdad entre hombres y mujeres se impone. Y no sólo  por las magnitudes de los salarios, sino por qué todos los restantes factores  de desigualdad repercuten negativamente en la desigualdad de género, agravándola. Ser mujer andaluza, menor de 25 años, sin cualificación,  y empleada en el sector servicios es la figura modélica de la desigualdad máxima, en este tiempo y en este país.

     Cobran mucho menos y trabajan mucho más,  esa es la realidad… A pesar de existir tanto discurso, y tanta ley de igualdad, necesarias de acuerdo, pero claramente insuficientes a la luz de lo descrito. La raíz de la desigualdad de género no sólo está en las ideologías y las mentalidades, sino también en las condiciones materiales. No vale sólo cambiar como hablamos, hay que cambiar también aquello de lo que hablamos. .El cambio de modelo actual de desarrollo debe colocar la igualdad económica de género como uno de sus objetivos centrales, si quiere ser algo más que una nueva consigna evanescente para la próxima campaña electoral.

 

EDITORIAL PARALELO36 2-09-09

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