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Pedro Sánchez y la Física Cuántica

pedro sánchez y albert rivera2 de Febrero de 2016. A una semana del día fijado para la investidura de Pedro Sánchez todavía no hay un acuerdo firme entre partidos, un acuerdo que sume. No, el acuerdo con Ciudadanos no suma la cantidad necesaria para investir a Pedro Sánchez presidente.

Para los no familiarizados con la física cuántica, ésta les puede parecer inverosímil y desconcertante, pero les aseguro que no tiene tanta disimilitud con la política española.

Simplifiquemos al máximo el experimento mental de Schrödinger: encerramos a un gato en una caja opaca junto a una botella de gas venenoso que tiene un 50% de posibilidades de romperse de manera inmediata. Antes de mirar dentro de la caja no sabremos si el gato está vivo o muerto. Cuando la abramos para comprobarlo, el gato estará vivo o muerto (pero no ambas cosas). Si repitiéramos el experimento un número indefinido de veces veríamos como, aproximadamente en la mitad de ellas, el gato sobrevive, y en la otra mitad el gato muere. Ergo podríamos decir que antes de que miremos, el gato está vivo y muerto a la vez, lo que se conoce como superposición de estados; es nuestra observación la que obliga a la naturaleza a decantarse hacia una opción u otra.

De la misma manera, si encerramos a Pedro Sánchez en una sala del Congreso junto a negociadores de Ciudadanos situados en un extremo de la sala, y representantes de Podemos, IU y Compromís en el otro extremo para que llegue a un pacto de gobierno con unos o con otros, antes de abrir la puerta de esa sala podríamos decir que Pedro Sánchez ha pactado con unos y con otros; o lo que es lo mismo: que Pedro Sánchez es, a la vez, de izquierdas y de derechas. Al igual que en la física cuántica, es algo tan contrario a nuestra intuición que es imposible de comprender, sólo podemos aceptarlo.

La paradoja podría llevarse incluso más allá, a otras futuras decisiones del Secretario General del PSOE. En cuanto a la reforma laboral del PP, por ejemplo, podríamos decir que Pedro Sánchez está a favor y en contra de derogarla, y la misma paradoja ocurriría con la derogación del concordato con la Santa Sede, la religión en las escuelas públicas, la paralización de los desahucios, la reforma constitucional y un largo etcétera.

En el experimento de Schrödinger es el observador el que rompe el estado de superposición hacia un lado o hacia otro. Pero, ¿qué o quién haría decantarse a Pedro Sánchez en un sentido u otro? Podríamos pensar que es el ciudadano, el votante. Por tanto, un ciudadano conservador podría tener la percepción de que Pedro Sánchez es más de derechas y votarle, o pensar que es más de izquierdas y no votarle; y de la misma manera, un ciudadano que se considerase de izquierdas actuaría en sentido opuesto. Pero, ¿y si le damos otra vuelta de tuerca más? Imaginemos que el ciudadano que observa el experimento de Pedro Sánchez, está a su vez encerrado en otra “caja de cartón” siendo parte de otro experimento. ¿Qué o quién hace inclinarse al ciudadano a votar o no votar a Pedro Sánchez? ¿Los medios de comunicación?, ¿los poderes económicos?

Me pregunto si en realidad he escrito este artículo o no lo he escrito, se contemplan ambas posibilidades. Pero si usted, lector, ha llegado hasta aquí, acaba de hacer que se cumpla la primera afirmación. Pero… y con el sujeto de nuestro experimento… ¿ya ha decidido si es de izquierdas o de derechas?

J.S. Cavero

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