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Podemos desactivar las trampas de la derecha

espeanza 3

 

 

(A mi amiga María que nos pide con razón que hablemos muy claro)

La derecha política se ha convertido en el brazo ejecutor de los intereses inmediatos del capital financiero sin margen alguno para llevar a cabo estrategias que pasen por construir espacios de consenso social.

La causa de este cambio radical están en la propia naturaleza de la crisis. Los límites al crecimiento que se derivan de la sobreexplotación del planeta y el dominio del capital financiero frente a cualquier actividad productiva, le obligan a poner todas sus políticas para retribuir las plusvalías del capital financiero (intereses de la deuda pública y privada) y ni aún así es posible satisfacer sus exigencias, por la caída de la tasa de ganancia del capital productivo, sin expoliar todo el patrimonio público común de las clases medias y populares.

Por eso, el programa político de la derecha que gestiona la crisis en la Unión Europea y en el Estado español consiste en realidad en un gran plan de “desamortización” de los nuevos bienes comunes que hemos conquistado gracias a las luchas democráticas, sobre todo desde el final de la segunda guerra mundial.

La consecuencia que parece obvia es la pérdida de base social y electoral para la derecha hasta el punto de que sectores tradicionalmente fieles de su electorado como parte de las personas mayores o de la clase media asisten perplejos a este ataque sin contemplaciones a sus medios de vida básicos. El desmontaje del estado social implica no solo la pérdida de los derechos universales conquistados sino también la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo para los profesionales y un callejón sin salida para toda una generación de jóvenes. La destrucción sin tregua del sistema de pensiones públicas significa dejar en la más desoladora inseguridad, cuando no en la pobreza y en la miseria, directamente a las personas que están jubiladas e indirectamente a todas las demás incluyendo a las más jóvenes que, entre el paro estructural y las nuevas condiciones impuestas para acceder a ellas,  jamás podrán cobrar una pensión.

Pero la derecha a pesar de que su gestión de la crisis parece que le debe llevar inexorablemente a la derrota política no ha arrojado la toalla y está dando una batalla ideológica en todos los frentes para confundir y desmotivar al electorado. Son las “trampas de la derecha” que intentan colocar en la opinión pública a base de populismo, es decir de fomentar los prejuicios que circulan como lugares comunes a través de los medios de comunicación que controlan (la inmensa mayoría). Algunos de estos “cuentos” son:

 1) La antipolítica. Fomentan el abstencionismo y el voto en blanco mediante el desprestigio sistemático de la política y “de los políticos” a los que intentan que veamos como “una casta” es decir que son todos iguales y que da igual la ideología. Aunque parece que este mensaje va dirigido a toda la ciudadanía, en realidad va dirigido a la base electoral de la izquierda porque saben que en sus distritos apenas hay abstención y que tienen fidelizado el voto por mecanismos extrapolíticos como el “nacionalcatolicismo”.

2) La desesperanza. La durísima situación social que están creando arroja a cientos de miles de personas de las clases populares y medias a la desesperación, rompiendo cualquier vínculo con la comunidad a la que ven como responsable también de su situación de desamparo. Esta situación objetiva la aderezan con tópicos como “dedícate a lo tuyo que bastante tienes y no pierdas el tiempo en manifestaciones o en política” o “esto no tiene solución”. Así intentan sumar a la marginación social que ellos mismos han creado, la marginación política mediante un proceso de “idiotización” (en sentido etimológico, encerrar a la persona con derechos en su vida propia, abandonando la interacción pública, es decir, la política).

3) La desunión del adversario, es decir de la izquierda. Fomentan la desunión de la izquierda, tradicionalmente dividida, mediante incentivos de poder a los partidos que forman parte de ella. Pretenden que no estén a la altura de las circunstancias y que antepongan sus intereses organizativos (legítimos pero en esta coyuntura secundarios) frente a la defensa de los intereses básicos que están hoy en peligro: la democracia, los derechos sociales y laborales, la sostenibilidad del planeta, el autogobierno, etc. Por eso es tan importante dejar patente que la confrontación de la izquierda y la derecha es una confrontación política no de partidos sino de intereses sociales y que por eso es el marco general que engloba a todas las ideologías progresistas incluyendo el andalucismo, el ecologismo, el feminismo o el republicanismo.

4) La concentración del poder. Quieren concentrar el poder para poder controlarlo. Quieren un solo centro de poder en Madrid (la capital financiera) y no una multiplicidad de centros de poder territoriales que conecten con las demandas sociales. Quieren un solo partidos de la “oposición” para llegar a acuerdos entre las élites y no un pluralismo político (entre otras cosas porque ya los grandes empresarios no tienen tanto dinero para comprar voluntadas como ha ocurrido durante el desarrollismo especulativo) que permita una amplia participación de los sectores más activos del electorado.

5) “La unidad” (del bipartidismo). Cuando hablan de unidad en realidad se refieren a un nuevo pacto entre el PP y el PSOE dejando al margen a la izquierda transformadora (IU y espacio plural). No estamos a finales de los setenta cuando había un proyecto de avance (la democracia, el estado social y autonómico, entrar a formar parte de las Comunidades Europeas, etc.) sino en un momento en el que la derecha lo que pretende es transferir parte de su fracaso al PSOE con la complicidad de los sectores de este partido ligado a las multinacionales y que han interiorizado la ideología liberal como la ha sucedido a la “vieja guardia” liderada por el expresidente Felipe González, a sueldo del empresario mas rico del mundo, Carlos Slim Helú (según la revista Fórbes, es el hombre más rico del mundo ya que posee bienes que ascienden a los 72.1 mil millones de dólares). Este pacto es un “déjá vu”, una repetición, del que ya tuvo lugar entre ambos partidos para reformar el artículo 135 de la Constitución y que le está costando al PSOE su mayor crisis desde su reconstrucción en los años setenta.

Sin embargo este despliegue de “trucos” lo que realmente pone de manifiesto es la debilidad y el miedo que transita cada vez con mas fuerza por el gobierno y los líderes del PP y que desvelan la posibilidad de un cambio histórico que suponga el fin de modelo de política “controlada” y desarrollismo económico en el que ha desembocado la transición política.

Se trata exactamente de hacer lo contrario de lo que ellos quieren que hagamos: de que la participación política de la izquierda sea un huracán que arrase en las urnas; que la esperanza se convierta en la bandera de las victimas de la crisis; que la izquierda se una desde el pluralismo, la coherencia y la más amplia participación de todos los sectores a los que quieren excluir de la política; que defendemos la multiplicidad de centros de decisión como expresión del poder popular frente a la concentración que quiere el poder financiero y que establezcamos mecanismos de cooperación para la solidaridad; y, por ultimo, (pero no por ello menos importante, sino todo lo contrario) que construyamos entre todos la unidad y la renovación de la izquierda para vencer a la derecha y superar el bipartidismo.

Un comentario

  1. JUAN CARLOS SAURI DIAZ

    TOTALMENTE DE ACUERDO. El problema viene en la propia debilidad de la raza humana. Cuando le llenan los bolsillos de dinero,cuando uno es reconocido,poderoso,es muy fácil perderse.El ego es más importante que el sentido común.Sólo los fuertes pueden ser líderes sin que les afecte la popularidad.(La Granja,George Orwell).

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