Portada / Andalucismo / Siete notas sobre la concepción constructivista de la nación

Siete notas sobre la concepción constructivista de la nación

Francisco Garrido.

  1. La nación es un invento del republicanismo democrático del siglo XVIII. La idea de nación está unida al   concepto de   soberanía popular  y democracia. La nación es la comunidad de iguales  para el   ejercicio  de la soberanía popular. Es un instrumento del poder popular; una ficción instrumental   de los individuos constituidos en comunidad política igualitaria.   No hay nación, ni Estado-nación, antes de las revoluciones  republicanas norteamericana y francesa. En sus orígenes revolucionarios no hay nación sin democracia, ni democracia sin nación.
  2. La soberanía popular es un concepto laico y materialista  que presupone  la contingencia  de las decisiones y construcciones nacionales  frente a la idea  mística y  ahistórica  del soberano. La nación, a diferencia del feudo o del reino, es una comunidad plural y fraternal donde el poder no está en manos de nadie  y de todos; en la nación no hay soberano pues “el pueblo” no es ningún sujeto sino la forma del perpetuo ejercicio de autodeterminación de todos y cada uno de los individuos de la comunidad. La soberanía popular  no es una construcción sino un presupuesto.  La nación, por el contario,  si es una construcción contingente  de la voluntad de los individuos en el ejercicio de la soberanía  popular.
  3. En la contraofensiva conservadora  del antiguo régimen  del  siglo XIX  se produce una reapropiación de la nación. La nación es redefinida por el historicismo  alemán y separada de la soberanía popular (democracia). Así surge el nacionalismo  esencialista  y etnicista,  donde la nación no es ya  el  espacio  de ejercicio de la  soberanía popular  si no de la soberanía nacional.  La nación pasa,  de esta forma, de ser  el espacio  a ser el sujeto de la soberanía.  La nación como sujeto unitario.    ya no  es una comunidad de iguales,  sino  una entidad  metafísica, cuasi eterna y ajena   a la voluntad de los individuos concretos y definida por  la lengua , la historia o la identidad. Esto ocurre también   en los imperios como Inglaterra o España donde se unen nación, monarquía   e imperio.
  4. En los orígenes republicanos de la nación, lo sustantivo es la soberanía popular y lo contingente   el espacio particular  de la nación; y  de ello da cuenta el hecho de  que tanto en la revolución norteamericana como en la francesa,  la declaración de derechos del hombre, los derechos proclamados   no fueron nacionales sino universales.
  5. La concepción republicana de la nación es constructivista en cuanto es concebida como una construcción social deliberada de un espacio, contingente y particular, de ejercicio de la soberanía popular. En Las naciones  se forman y se deforman; libre y democráticamente  son construidas y destruidas  sin que altere o dañe  a lo sustancial la democracia y la soberanía popular. Por el contrario la concepción  contra revolucionaria de la nación supone una quiebra grave de la soberanía  popular al sustituiría  por la soberanía nacional. La representación  esencialista de la nación  está   atada a un relato historicista, etnicista   e identitario en manos de las elites dominantes. La soberanía nacional es indivisible;  por el contario la soberanía  popular  está constituida sobre el eje del pluralismo igualitario.
  6. El federalismo es la forma natural de relación entre las naciones republicanas porque es el producto  de la libre decisión de la soberanía popular.    Por ello confrontar  federalismo y derecho de autodeterminación es una de las falacias que el nacionalismo  autoritario y etnicista  ha introducido en el imaginario  político. . El derecho de autodeterminación  es consustancial  con la invención republicana de la nación  pues representa  la forma en que  la soberanía  popular  construye y des construye  a la nación política y a la federación, o des federación entre naciones.
  7. La teoría constructivista   de la nación   es la más cercana a la teoría republicana original  y, a la vez,  a la teoría democrática  de la nación y del nacionalismo. El constructivismo   implica  el abandono de cualquier representación  unitaria de la soberanía  nacional y la adopción de una concepción pluralista  y contágiente del ejercito de la soberanía popular.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *