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Tipical Spanish: Urdangarín usó la misma red del ‘caso Banesto’ para evadir capitales

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En total, fueron tres pagos por valor de 375.000 euros libres de impuestos los que asegura que abonó a Urdangarin en Suiza a través del también testaferro del ‘caso Banesto’ por una serie de trabajos de mediación internacional que jamás se plasmaron en nada.

Prensa

El duque de Palma ni pestañeó cuando el pasado 26 de febrero, tras horas de interrogatorio en los juzgados de Mallorca, el fiscal le mostró la nota manuscrita de su asistente, Julita Cuquerella, en la que por orden del propio Iñaki Urdangarin facilitaba al propietario de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, un número de cuenta en Suiza y el nombre de la sociedad Alternative General Services. 

El yerno del Rey, ante la evidencia de que la nota aseguraba que «me dice Iñaki que tú ya sabes para qué es», no pudo mantener el argumento de desconocerlo todo y manifestó que esa cuenta pertenecía a un empresario jordano de nombre Massour Tabaa que había intermediado en la expansión internacional de Agval en 2008. Y, eso sí, que él no sabía nada de movimientos de capitales de dinero en el país helvético. 

El fiscal Pedro Horrach, aseguran los abogados que participaron en la vista, esbozó una sonrisa condescendiente. En realidad, daba igual lo que dijera el duque. Para entonces Anticorrupción y la Brigada Antiblanqueo sabían que Massour Tabaa, si es que existe, nada tiene que ver con esta transacción. El mediador, según la investigación, no era ese supuesto jordano sino el propio Urdangarin, y que detrás de esa cuenta de Credit Suisse de Laussane estaba un testaferro del marido de la infanta, que además es un viejo conocido de los investigadores, el belga Robert Cockx, el mismo gestor internacional que usaron los condenados del ‘caso Banesto’, en la época que presidía la entidad Mario Conde, para evadir capitales a Gibraltar a través de transacciones ficticias con locales comerciales. 

Alternative General Services
, según la documentación a la que ha tenido acceso COLPISA- en realidad no pertenece a ninguna persona, sino a dos empresas ‘Cocks Legal Tax Consult Abroad S.L’, una firma dedicada al comercio de alimentos y tabaco durmiente desde 2002, y a ‘Rocoll-Autos Sl’, una sociedad que declara como objeto el comercio de repuestos de coches. Detrás de ellas, obviamente está Cocks, cuyas andanzas son conocidas por la Policía desde principio de la década de los noventa, pues este ciudadano belga no oculta que se ocupa de buscar la fiscalidad más favorable para sus clientes. 

Según las sentencias del ‘caso Banesto’ de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo, los condenados en este sumario «pretendieron justificar» un desfalco en las cuentas de 357,5 millones de las antiguas pesetas con un «supuesto pago» a la «sociedad instrumental radicada en Gibraltar» denominada ‘Shillington Investment’, de la que era representante Cocks, «en virtud de una opción de compra que esta sociedad tenía sobre esos locales, que en realidad nunca existió». 

TIRAR DE LA MANTA

Horrach ya sabía de todo este entramado, y quizás habría repasado las sentencia del Supremo y la Audiencia Nacional, cuando interrogó la pasada semana a Calabuig, quien, según los investigadores, ha confirmado punto por punto las sospechas de la Policía y Anticorrupción. Él jamás conoció a un tal Massour Tabaa ni había oído antes el nombre de Cocks. Con el único con el que trató siempre fue con Urdangarin, quien le prometió que su agenda y sus contactos les abrirían las puertas en el extranjero. Es más, confesó que, siguiendo sus órdenes, ingresó religiosamente el dinero que solicitaba el yerno del Rey en la cuenta de Laussane a nombre de ‘Alternative General Services’. 

El dueño de Agval lo ha desvelado todo. La persona que les presentó fue el empresario Miguel Zorío, imputado ya en este proceso. En total, fueron tres pagos por valor de 375.000 euros libres de impuestos los que asegura que abonó a Urdangarin en Suiza a través del también testaferro del ‘caso Banesto’ por una serie de trabajos de mediación internacional que jamás se plasmaron en nada. El primero es el ya conocido gigantesco trasvase entre dos ríos jordanos, y para el que Urdangarin supuestamente contactó con inversores americanos, británicos, holandeses, belgas, alemanes y dominicanos. El duque también propuso otros proyectos inmobiliarios que resultaron inviables en Marruecos y Portugal. Calabuig, a pesar de la ruinosa inversión en Urdangarin, no se atrevió a rechistar y, habida cuenta del perfil de su interlocutor, pagó hasta el último euro.

 

Publicado en: Corrupción en el Reino del Borbón

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