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Un nuevo andalucismo

manifestacionbandera-300x208     Héctor J. Lagier

El Andalucismo ha pasado por diversas fases en su historia, el el siglo XIX surgió un andalucismo cultural que se plasmó en ideológico con la omnipresente figura de D. Blas Infante. Infante concibió una teoría política de liberación de Andalucía cuyo concepto transversal intentó inculcar en los partidos políticos de la época; sus Juntas Liberalistas estaban formadas por personajes de todo el espectro, progresista en su sentido más amplio, partidista. El Andalucismo político no se reconvierte en un partido político hasta los últimos años de la dictadura del general Franco y la posterior democracia. 

         En su fase partidista ha sufrido también una evolución constante desde sus inicios socialistas autogestionarios fué derivando hacia posturas más centristas buscando un espacio político que ha encontrado sólo a veces. Se han cometido muchos errores en el camino: personalismos, contínuas luchas internas, ambigüedades, oportunismos, falta de transparencia y democracia interna… . Todo este cúmulo de distorsiones ha hecho que una fuerza política que ha sido determinante no sólo para el actual estatus andaluz sino para la actual configuración territorial del estado sea extraparlamentaria actualmente.

     Sin embargo el Andalucismo es más necesario que nunca para nuestro pueblo; la crisis económica sistémica que padecemos deja constancia de que en el estado español existen desequilibrios intolerantes, mientras el Pais Vasco  tiene una tasa de desempleo asumible con un 10% aquí sufrimos un terrible 30% de paro; este dato por sí solo es suficientemente significativo para demostrar que tenemos un camino por recorrer aún muy largo. Hay quién quiere pescar en rio revuelto, provocando una involución del estado de las autonomías o agudizando todavía más las asimetrias existentes. Sólo un andalucismo fuerte podrá ser impulso para nuestra tierra y barrera para los intereses que quieren mermar nuestro autogobierno.

   Es llamativo como surgen voces que quieren acelerar nuestro entierro, unas vienen de fuera,se autodenominan andalucistas y quieren comerse nuestro electorado desde actitudes totalmente contrarias a los intereses de Andalucía, leasé PSOE, PP e IU. Y otras, sorprendentemente, vienen de dentro o muy cercanas, ellos dicen:Ya que el juguete lo he roto, y además era mío, vamos a darle un entierro digno. Precisamente ellos, los que han hecho todo lo posible por destrozar el andalucismo político con sus ambiciones, disputas, avaricias y equivocaciones. Ya que no me es útil vamos a acabar con él, desde dentro o desde fuera.  

   Pues no señores, la paleleta que nos han dejado no es fácil, pero el Andalucismo sigue vivo pese a ellos. 230.000 votos, 477 concejales y 31 alcaldías así lo atestiguan. Y seguiremos evolucionando y corrigiendo errores, creando, paso a paso, un Nuevo Andalucismo, sobre las bases antiguas y las nuevas.

Fieles al legado de Blas Infante y a su nacionalismo internacionalista.

 Centrados en la izquierda para olvidar antigüas ambigüedades que sólo confundieron a nuestro electorado.

 Recogiendo los nuevos conceptos del ecologismo político, porque sólo así preservaremos nuestro mundo y daremos alternativas económicas al neocapitalismo y a la vetusta izquierda liberal.

 Ahondando en la democracia, no sólo en nuestra organización, se acabaron las «razzias», sino impulsando elementos de democracia directa que den nuevo vigor a la libertad de nuestro sistema político.

 Siendo totalmente intolerantes ante la corrución y volviendo a los principios ineludibles de la austeridad y la honestidad.

Sobre estos pilares queremos construir el Nuevo Andalucismo, un proyecto necesario y útil para los andaluces y andaluzas. Nadie nos va a enterrar, por mucho que los enterradores de la funeraria se empeñen. Estamos vivos, llenos de luz y seguimos creyendo en Andalucía… aunque que le pese a muchos.

2 Comentarios

  1. rafa rodríguez

    siento disentir. el andalucismo nunca, ni social ni ideológicamente, ha sido un movimiento nacionalista soberanista (pro estatalista). todo lo contrario, desde Blas Infante, ha destacado por su carácter hetedodoxo y original, completamente alejado de las concepciones burguesas y esencialistas (y por lo tanto de difícil encaje con la democracia republicana). El andalucismo, en el camino contrario de los mimetismos con otros nacionalismos como el vasco o el catalán, ponía su centro de atención en la autonomía de la sociedad andaluza (anticipándose a la crisis de la soberanía efectiva de los estados en la globalización), en el universalismo, en la democracia, en la conexión con la naturaleza y en la solidaridad. Mi experiencia personal me dice que cuando se pone el énfasis en la radicalidad nacionalista de tipo soberanista (sin conexión alguna con el menor sentimiento colectivo en Andalucía) en la práctica se hace como coartada frente a los contanidos de izquierda del andalucismo. En este sentido el episodio de la diputación de sevilla se inscribe dentro del proceso de resistencia al cambio en el PA hacia un espacio de izquierda y de convergencia con el ecologismo político como defiende Hector Lagier en su artículo y como se aprobó en el último congreso.

  2. Estimado amigo, lo que el puebo andaluz necesita como el comer es su articulacón en un movimiento nacionaista por la recuperación de su soberanía. La apropiación del andalucismo a través con la identificación que del mismo haces con unas determinadas siglas no sólo no contribuyen a ello, sino que lo obstaculiza, sirviendo objetivamente al españolismo en su travestismo andalucista. Vergonzosa la pelea entre «andalucistas» del PA de Sevilla por el plato de lentejas de la diputación (institución españolista donde las haya)
    Llamemos las cosas po su nombre, andalucismo es nacionalismo andaluz y significa lucha por la recuperacón de nuestra soberanía

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