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Breve historia de una funcionaria andaluza (el ocaso del mérito)

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Francisco Garrido.Esta es la historia de una funcionaria andaluza que lleva más de veinte años haciendo un trabajo honesto y brillante al servicio de lo público. En este tiempo ha logrado ascender de categoría, ha mejorado su formación y hoy es mucho mejor profesional que cuando gano duramente las oposiciones. En esto años ha criado dos hijos a los que ha dado, no sin esfuerzo, una formación universitaria. La hija mayor termino la licenciatura, saco buena notas, hizo Eramus, cursos de expertos y no ha dejado de formarse. Vive con sus padres. El segundo está cursando todavía el grado, las notas son buenas. Vive también en la casa familiar. Esta funcionaria no utilizo nunca su ideología política, que la tiene, para medrar y todos sus ascensos estuvieron motivados por la capacidad y el mérito. No se dejo guiar por la fiebre del consumo y fue capaz de ahorrar algo cada mes. Una caja de ahorros pública la convenció de que metiera los ahorros en una cosa que llamaban “opciones preferentes”.
Después de mas de veinte años, esta mujer ha perdido los ahorros, la hija mayor está en paro y al menor le suben la matrícula y le empeoran la calidad de la enseñaza. Y a ella, a la funcionaria andaluza, le roban la paga extra de navidad y no paran de rebajarle el sueldo. ¿De que sirvió tanto esfuerzo? ¿Por qué ha de pagar con su salario la irresponsabilidad de los que le han robado sus ahorros? ¿Quién ahorrará mañana? ¿Quién se esforzara en mejorar en su trabajo? ¿Dónde queda el mérito?
La crisis está suponiendo el ocaso del discurso del mérito. Pero el mérito es un valor progresista e igualitarista que asombrosamente ha sido denostado por la izquierda y ensalzado por la derecha. La izquierda lo ha repudiado por que confundió, y confunde, la parte con el todo. Es la misma izquierda que convirtió la igualdad en irresponsabilidad y uniformidad. Y el merito es exactamente lo contrario: responsabilidad y diversidad. La derecha, por su parte, nunca lo quiso pero simuló adorarlo: la economía capitalista fue presentada como el escenario ideal para la meritocracia. Consiguió identificar al mérito con la desigualdad de tal modo, que era la desigualdad misma el máximo indicador de mérito. Ante el ocaso del discurso de mérito, no debemos «tirar al niño con el agua sucia»; urge que la izquierda recupere una política del mérito. ¿Por qué saben? esa funcionaria existe y su nombre es multitud.

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