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Convergencia del andalucismo y del ecologismo para transformar la izquierda. (3. El trade off.)

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Proponemos la confluencia del andalucismo y del ecologismo político como elemento básico para dotar a la izquierda de un nuevo proyecto político capaz de dar respuesta a los problemas del siglo XXI como sustitución de la agotada tercera vía emprendida por la socialdemocracia. El nuevo proyecto político tiene que ofrecer al conjunto de la ciudadanía nuevos paradigmas más racionales para la convivencia social e incluso para las metas personales sobre la base de la libertad, la igualdad, la autonomía, la sostenibilidad y la cultura, alternativos a las que ofrece la mercantilización de la vida que convierte inexorablemente a las personas en esclavos de las cosas.

La crisis, especialmente grave en el conjunto del estado español pero en particular en Andalucía, está desestabilizando el equilibrio alcanzado en la segunda mitad del siglo XX en los estados occidentales, basado en la seguridad que ofrecían a la población a través del “estado del bienestar”, que compensaba la desigualdad estructural del sistema. La crisis del “estado de seguridad” está causada tanto por la mutación de la naturaleza de los riesgos que ha generado el capitalismo globalizado al haberlos “sacado del interior de los estados” para convertirlos en riesgos globales, ya sean de naturaleza económica, ambiental, cultural o demográfica, como por la perdida de la soberanía operativa de los propios estados frente a la capacidad de decisión real de los mercados. Sus consecuencias están siendo un aumento de la desigualdad en el presente y la incertidumbre del futuro que amenaza con ser regresivo. Beck califica este resultado social como la “sociedad del riesgo mundial” y la define como “una época en la que los aspectos sombríos del progreso determinan cada vez más las confrontaciones sociales”.

La convergencia del andalucismo y del ecologismo, que debe traducirse en un novedoso compromiso verde por Andalucía, puede liderar un proyecto político “diferente” para toda la ciudadanía en el que se de respuesta a la nuevos problemas globales desde nuestra condición de territorio autónomo dentro del estado español y de la Unión Europea.

Para ello, lo primero es comprender y aceptar las contradicciones que se producen entre los riesgos globales y las soluciones posibles desde el interior de los estados y territorios autónomos, que se comportan como actores que buscan su propio interés y compiten entre sí en base a su soberanía formal aunque compartida, apoyados en parte por una opinión pública que se forja a través de los mecanismos de la democracia constreñida al interior de los propios estados.

Para abordar esta contradicción es necesario poner el concepto político de “trade off” (en el sentido de autonegociación o autocomposición) en el núcleo de la política entendida así como “la creatividad colectiva que se ejerce en cada territorio relevante y en cada momento capaz de ofrecer una alternativa equilibrada entre los intereses locales y los globales; entre el presente y el futuro; entre la dimensión real de los problemas y la percepción de los mismos; entre el modelo estratégico y la compleja realidad social y entre los intereses, las ideas y los sentimientos”, de tal forma que el permanente ajuste entre estas variables se convierte en una travesía compartida plena de originalidad e incompatible, por tanto, con cualquier tipo de dogmatismo o de fórmulas preestablecidas o importadas.

Ahora bien, precisamente porque no hay recetas para este tiempo y este territorio (se hace camino al andar, como oíamos cantar a Machado en la voz de Serrat), son más necesarios que nunca criterios orientativos para concretar el “trade off “. Estos criterios pueden ser:

1. Coherencia básica: el trade off no puede contradecir la orientación básica del nuevo paradigma.

2. Autonomía de la política: la lectura de lo que ocurre en cada sitio y en cada momento requiere la flexibilidad necesaria que se deriva de una concepción autónoma de la política.

3. Proporcionalidad: las posibles contradicciones entre la coherencia básica y la autonomía deben salvarse aplicando un criterio de proporcionalidad.

4. Sinergia: sería errónea una visión que solo contemplara contradicciones entre las variables. También se dan sinergias y complementariedades entre ellas. Estas son precisamente las que deben tomarse como prioritarias como por ejemplo en Andalucía, en estos momentos, la creación de empleo verde o el impulso estratégico de las energías renovables.

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