Del 15-M al 22-M, dar tiempo al tiempo

 

Francisco Garrido.

Hay muchos que están empeñados en medir  el 15-M en virtud de los resultados electorales del  22-M. Creo que es un error de miopía política y analítica. Recordar solo que el 23 de junio de 1968, el general De Gaulle ganó con el 60% de los votos las elecciones anticipadas que había convocado  tras   las  revueltas de mayo de ese mismo año. ¿Valoraría alguien después el  “mayo del 68” por el triunfo de la derecha francesa en junio?¿Se acuerda ya nadie   del éxito electoral de De Gaulle?.No digo con ello que el 15 –M fuera un mayo del 2011 español, no; pero sí que es una formidable movilización ciudadana que transciende en mucho a  las consecuencias  electorales inmediatas, por muy dolorosas que estas sean.

Creo que  sin abandonar un solo milímetro el entusiasmo y el apoyo  afectivo y efectivo al movimiento en la calle, es la hora  también de comprender y de analizar lo que este  movimiento  ha supuesto, está suponiendo y  puede suponer  en el futuro. El 15-M   marca la emergencia de una onda de largo alcance social  que esta llamada, bajo esta u otras formas, a cambiar los contenidos y los tiempos de la agenda política española.

Decía Poincare  que las matemáticas consisten en “ponerle el mismo nombre a cosas distintas”. En eso consiste en realidad la ciencia: encontrar y describir  patrones y regularidades entre hechos y acontecimientos distintos. ¿Cuáles son los patrones comunes del 15-M?. Creo que hay cuatro, entre otros, muy relevantes:

1.  Un proceso acelerado de politización de  miles de jóvenes. Esto implica un cambio generacional en la composición de la base social políticamente dominante.

2.  La emergencia de un tipo de movilización y contestación social institucionalmente no controlada ni por el Estado, ni por los partidos y sindicatos, ni por grupos económicos, ni siquiera por las ONG.

3.  Este “descontrol” no ha generado, frente a infundados temores , un tipo de discurso, movilización y reivindicación bastante razonable y pragmática. Quizás sea la lógica reacción frente al utopismo de los dirigentes del sistema ( políticos y banqueros) empeñados en sacar de donde no hay, y en sostener lo insostenible. Vivimos en una reino de la irrealidad de tal magnitud  que, tal vez, no haya “nada tan radical como la realidad” misma (como decía aquel grupo de artista ingleses del performance).

4.  La articulación entre la web y la calle , entre la comunicación virtual y el “cara a cara”. Este movimiento ha demostrado empíricamente la enormes ventajas  que la red tiene como espacio de comunicación y coordinación extremadamente económico para l acción política ciudadana. No se trata sólo ni de cyberacciones, ni  de acciones de calle clásicas; sino del sistema  W-S-W ( web-Street-Web).

La importancia que tiene la reducción de los costes de la coordinación de la acción colectiva es tremenda para la reducción de la dominación dentro de los movimientos y organizaciones sociales. No hay que olvidar, haciendo un micro ejercicio de etimología política,  que el origen de la dominación política burocrática reside precisamente  en la gestión de los costes de la  coordinación y la cooperación de las acciones colectivas. No en balde las figuras clásicas del  poder político burocrático, dentro de partidos y sindicatos, remiten a denominaciones  tales  como l “secretariado” , “secretario general, “aparato, etc” . Todas estas  figuras en su origen no eran más que aquellos que asumían la gestión de los  costes de la gestión de la coordinación. Si es posible simplificar, reducir, descentralizar esos costes de coordinación, como ha demostrado el movimiento 15-M por  medio del W-S-W, un nuevo tipo de acción y organización colectiva ,mucho más democrático y eficiente, está ya  disponible en el horizonte inmediato.

Hay muchos otros componentes  del 15-M sobre los que debemos reflexionar pero solo estos cuatro, a modo de anticipo, ya son suficientes para que nadie mida el impacto político de este movimiento por los votos  que ha sacado el PP en  su pueblo.