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Para cambiar las cosas hay que ganar las elecciones, para ganar las elecciones hay que proponer un programa de largo alcance y centrar los objetivos inmediatos.

La ruptura con el capitalismo, una necesidad democrática para salir de la crisis (2 de 4)

 Mario Ortega

2.Reconocer las causas objetivas de la crisis

Para cambiar las cosas hay que ganar las elecciones, para ganar las elecciones hay que proponer un programa de largo alcance y centrar los objetivos inmediatos. Para proponer ese programa hay que conocer objetivamente las razones de la crisis, construir un relato alternativo al neoliberal, con un lenguaje de confrontación, y exponer de manera contundente las metáforas del cambio. El crédito de la utopía se gana sobre la solidez de la ideología. Sin porqués y comos antitéticos a los neoliberales la cuestión se reducirá a un quítate tu para ponerme yo. Y luego qué. El electorado no está para medias tintas, esta es la principal causa de que el PD de Bersani perdiera fuelle en la campaña electoral y se produjera un trasvase de votos hacia la radicalización discursiva de Beppe Grillo.

Los agentes del neoliberalismo encontraron que, ante el advenimiento de la escasez de materias primas y la lucha de los pueblos por la justicia, la igualdad, el medio ambiente y la participación democrática (nótense los procesos en América latina), era más eficiente tomar las mentes que tomar los gobiernos. Además permitía mandar sin la salpicadura directa de la sangre. Allí donde el colonialismo hizo y hace estragos (el paradigma es África), todo el control de materias primas está salpicado de crímenes de estado y crímenes de las multinacionales.

La izquierda debe tener su propia lectura de la crisis. Y la única lectura que se enfrenta de forma radical al capitalismo es la lectura de raíz ecológica. La crisis es producto de la escasez de materias primas, combustibles y alimentos (agravado esto último por el cambio climático y los mercados de futuros), y de la imposibilidad física de aumentar el consumo y la producción de forma indefinida. Una crisis ecológica de la que el capitalismo huyó, rompiendo los anclajes con el mundo físico, creando burbujas especulativas y financiarizando la economía como una forma de eludir sus bases materiales para mantener alta la tasa de ganancia.

Tras el abandono de los vínculos materiales para la creación de moneda, con la ruptura de los acuerdos de Breton Wood, la máquina de hacer billetes (dólar o euro) podía funcionar sin relación con realidad física alguna. El proceso de independización del poder político democrático del Banco Mundial, y el resto de Bancos centrales como el Banco Central Europeo tras el tratado de Lisboa, creó el espacio global antidemocrático para que los dueños del capital convirtieran definitivamente el dinero en mercancía sin ataduras democráticas. Europa está siendo gobernada por la triada BM-BCE-Comisión Europea (la troika), quienes han forzado la conversión de la deuda privada (esencialmente bancaria y crediticia) en deuda de los Estados (deuda pública). A un tiempo el modelo troika impide el préstamo directo a los gobiernos, entregando el crédito a la gran banca para que ésta a su vez lo preste a un interés elevado por el procedimiento de compra de deuda pública en los mercados financieros.

Y en este punto, dado que el capitalismo se derrumba si no mantiene un incremento permanente de la tasa de beneficio, y dado que el consumo masivo y planetario tal y como lo conocemos en la Unión Europea y otros países con alto PIB es ya imposible de mantener (la ficción del crecimiento infinito), la economía capitalista, estallada la burbuja financiera por la desconexión entre economía especulativa y economía real, el beneficio solo puede incrementarse mediante el expolio de las rentas del trabajo (anulación de derechos laborales) y el expolio de los Estados con la eliminación de las políticas públicas de educación, sanidad, igualdad, y privatización de todos los servicios y bienes materiales indispensables. Sobran los derechos luego sobra democracia.

Una crisis que se manifiesta por la obligación de las elites, para mantener su poder, de controlar la propiedad y el valor de cambio de las mercancías, solo puede aguantarse en los estados democráticos cercenando el Estado social y legislando contra la mayoría con mayorías ganadas en las urnas recortando libertades democráticas y criminalizando las protestas.

Este brutal ataque a la democracia se está produciendo desde la legitimidad democrática de los resultados electorales. La práctica totalidad de los estados de la UE están gobernados por la derecha, los agentes políticos de la troika o por una socialdemocracia liberal atenazada por su pasado reciente y su incapacidad para comprender la raíz ecológica de la crisis, tal como la Francia de Holande o la Italia del PD de Bersani, cuyo discurso light se ha visto atrapado por la pinza de la política espectáculo de Berlusconi y Grillo).

@marioortega

Viene de:

1 Señalar el enemigo

Continúa con:

3. Sin hegemonía no hay victoria

4. El ejemplo de Syriza y algo más

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