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¿Manada o Ku-klux klan?

F. Garrido.Más allá de la calificación jurídica de la violación grupal  ocurrida en Pamplona en el 2016, que considero violación y no agresión; más allá de la puesta en libertad provisional de los condenados , que yo no considero  una decisión jurídica correcta, sólo con los hechos probados que describe la sentencia, ya  tenemos elementos  sobrados para entender  que detrás de este tipo de conductas hay algo más , y algo peor ,que una violación, por muy dolorosa y grave que esta sea, que lo es: hay un acto de guerra contra  las mujeres. Y de ahí su importancia política como muy bien ha visto el moviendo feminista.

El derecho moderno sólo reconoce la dominación colectiva   como como canon  normativo y solo la sanciona cuando excede  individualmente los limites  en el uso de ese canon; explotación laboral,  violencia de género, ecocidio, racismo,  xenofobia. Por esto a un sistema jurídico que está construido para naturalizar la dominación  e individualizar la disidencia, le resulta muy difícil de detectar este tipo  de  «crimen político». Es cierto que los movimientos   sociales han abierto  grietas en ese moldeo del derecho burgués  como son  el derecho laboral, el derecho ambiental, y en menor media el derecho de género .El reconocimiento jurídico  de  relaciones de dominación  como son el hecho de que  la fuerza de trabajo no es una mercancía   más como otra mercancía ,  o que la propiedad tiene límites sociales y ambientales, o que la violencia  de género no es una forma más de violencia entre individuos, son ejemplos de esas grietas. Pero que el edificio jurídico esta agrietado no significa que este derruido o transformado por completo  y lo que ha ocurrido con la manada es un ejemplo.

Seguramente los miembros de la manada tienen la misma idea de lo que es una violación que la que tiene el imaginario jurídico  dominante y por ello actuaron con la impunidad, chulería   impropia del  delincuente,  depredador, sexual  individual. El voto particular  del magistrado que opto por la absolución lo deja muy claro : “ aquello era un jolgorio”. Muy probablemente sin la presión del movimiento  feminista  estos violadores  hubiesen sido absueltos.  Las acciones de la manada eran acciones calculadas y estratégicas por eso elegían los espacios y momentos (determinadas  fiestas,  altas horas de la noche, drogas) donde la víctima era más vulnerable.La coacción situacional y colectiva que implica  la violación grupal  de la manada  no es vista como tal por una cultura jurídica  adiestrada   solo a reconocer  los  excesos  individuales  y puntuales. La coacción que se deriva  de la situación es un subproducto  ordinario ( se da también en la etnia y en la clase)  de la dominación  de género, es decir de la existencia  de una dominación estructural no individual , ni puntual.

La violación grupal, y yo diría que ritual,  de la manada nos muestra cosas terribles  que ponen boca abajo   al sistema sexo/género hegemónico. Primero, no estamos ante ninguna  conducta desviada, excesiva,  sino ante conductas normalizadas ( eran “buenos chicos”). Segundo, el  imaginario jurídico dominante  es el mismo que el de los violadores. Tercero,  nuestro sistema jurídico  está preparado para detectar  y reprimir las conductas  desviadas pero no las conductas normalizas aunque sean objetivamente  repugnante para una escala de valores igualitaria como la nuestra. Cuarto, esto no se arregla cambiando solo las leyes sino cambiando, algo mucho más difícil, al imaginario jurídico que las interpreta. Quinto, se ha constituido un auténtico Ku kux klan patriarcal  que están en guerra contra las mujeres; la guerra de género ya no es larvada. No olvidemos que no toda situación de dominación degenera  en guerra, esto solo ocurre cuando los dominados o dominadas  se rebelan.

La buena noticia es que la diferencia entre género  y sexo está más meridiana que nunca y consiguientemte, el sistema sexo/género ese encuentra más  débil. Muchas personas del sexo masculino están alejándose del  género masculino y cada vez son más las personas de sexo femenino que  siguen combatiendo  contra el género  masculino.Hoy  el moviendo feminista  ha conseguido que se llaman feministas no solo aquellas mujeres que antes  aun siendo no lo reconocían,  sino que también lo hagan muchos hombres y mujeres  que  no lo son.  Los límites de esta guerra  de género, y que  son los mismo que los de la guerra de clase: son los límites del capital.  La contradicción entre el imaginario  democrático  liberal y la condiciones   materiales  e institucionales de desigualdad  es ya tan escandaloso   que la alternativa   autoritaria ,  a lo Trump como mínimo , es cada vez  más inminente.

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