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Pacto andaluz por una caja única

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Editorial Paralelo36.23/07/2010.

Dos hechos han  ocurrido en los últimos días de una enorme gravedad tanto para Andalucía como para la democracia  y el sector público en todo el Estado español. Estos dos hechos son la adjudicación  por parte  del Banco de España  de CajaSur a la caja de ahorros vasca BBK y la aprobación  en el congreso de los diputados,de una nueva lregulación de  las cajas de ahorros.

La adjudicación  de CajaSur al BBK  es un atentado contra la autonomía andaluza y un expolio  de recursos  financieros  públicos  en favor de intereses  privados ajenos  a los  intereses de  la sociedad andaluza. En pocas ocasiones un gobierno y unas instituciones  autonómicas se han visto tan ninguneadas  y despreciadas como ha hecho el Banco de España  en el  caso Caja Sur.

La convalidación en el congreso  de los diputados  del decreto-ley de reforma de las cajas de ahorros es un “golpe de mano” contra las cajas de ahorro  y la apertura de un proceso de privatización progresiva y acelerada  de estas .En contra de la evidencias históricas,  el gobierno de Zapatero decide que la alterativa a una crisis  provocada por la especulación financiera  privada es mas privatización. De esta forma el poder político  democrático se automutila competencias y se las entrega  aquellos que están detrás de  la autoría  de la   crisis. Admitir la fórmula que el gobierno de Zapatero propone a las salida de la crisis es como aceptar que la solución a la cirrosis hepática  reside  en el  aumento del consumo  de  la dosis diaria de alcohol.     

Ante estos hechos  y este ataque frontal a la autonomia  y a los interéses de   Andalucía que puede acabar destruyendo, vía privatización, todo el entramado de cajas de ahorros existente; las mujeres y hombres de Paralelo36 creemos que es necesario un pacto político y ciudadano por la defensa del sector financiero público  andaluz. Este  pacto ha de tener como objetivo   la construcción de una caja única andaluza.

Propuesta de  acuerdo.  

Todos los partidos políticos, sindicatos, organizaciones   empresariales, entidades sociales y ciudadanas instituciones  que subscriben este  pacto se comprometen a:

 

  1. Apoyar la creación  de una Caja única andaluza allá donde estén presentes incluido los consejos  de administración de las cajas de ahorro.
  2. Presentar  y apoyar declaraciones institucionales  en favor de la caja única andaluza  en las distintas instituciones democráticas.
  3.  Impulsar la redacción de una nueva ley de cajas de ahorro de Andalucía.
  4. Adoptar y apoyar las medidas legales y políticas necesarias  para restituir  al proceso de construcción de la caja única andaluza   a CajaSur y  Caja Granada. 

3 Comentarios

  1. Juan José Gómez

    Voto particular:
    Retos de la autonomía: si te roban, que sea andaluz

    Parece que el gobierno Andaluz por fin ha movido ficha y ha criticado públicamente la venta de Cajasur a BBK y su salida de Andalucía. Un golpe duro para los abogados de una gran caja andaluza con capacidad de incidencia sobre la economía de la Comunidad, que ha dado lugar a todo tipo de protestas.
    Se trata a todas luces de una queja a toro pasado y más cosmética que efectiva, pero con lo que me quedo es con la esencial coincidencia de todas las fuerzas y sensibilidades políticas que pintan algo en Andalucía en la necesidad de contar con una gran caja que unifique las pequeñas cajas con problemas.
    Existe, en primer lugar, un motivo técnico para ello: una entidad de mayores dimensiones podría acudir más fácilmente a los préstamos en el mercado interbancario y disponer así de líquido.
    Por otra parte, desde una perspectiva política, una gran caja dotaría a las instituciones públicas de un poderoso instrumento de planificación económica, aumentando su capacidad de incidir en la economía andaluza.
    Una caja única significa, por tanto: “más autonomía”, “más democracia”

    Hasta aquí lo que he leído. No quiero distraerme del argumento pero echo de menos que la Junta no intervenga en defensa de los intereses de Andalucía y exija responsabilidades, también penales, a los curas de Cajasur, que ellos solos se han quedado con la mitad del dinero de la congelación de las pensiones de todos los jubilados de España, y recursos tienen para responder, en vez de venir a contar una rocambolesca conspiración de vascos. Lo que quería decir es que creo que en Andalucía, si bien había y hay muchas cajas, todas hacían y hacen lo mismo. Y no es de extrañar, porque en sus consejos de administración se sientan y sentaban los mismos tres o cuatro partidos, y los criterios de financiación coincidían exactamente con la política de la Junta (Gobierno y oposición): migajas para las PYMES y los autónomos, barra libre para el ladrillo y para alguna multinacional que justificaba así la existencia de “política industrial”.
    ¿Los poderes públicos no están detrás de la crisis? Se dice que la razón por la que las cajas tienen más problemas que los bancos es por su mayor exposición al ladrillo. Y no es casual: los mismos políticos que concedían los créditos a las constructoras les cobraban luego a estas los impuestos correspondientes por edificación, pagados con el mismo dinero que les habían prestado, impuestos que en parte se empleaban para mantener los aparatos de los partidos mismos, en una especie de estafa piramidal basada en la especulación con un bien de primera necesidad que tenía una víctima: el ciudadano, que al final cubría el agujero con su macabramente absurda hipoteca a 50 años, refinanciada y vuelta a refinanciar hasta que ya no había manera de pagarla. He ahí la causa de la crisis por la que pasan las Administraciones hoy en día.
    Cierto es que la ley dice que gran parte de los beneficios que obtenían las cajas deben invertirse en su obra social, que “eso está en nuestro ADN”, como decía un cajero hace poco. Tan cierto, como que esas inversiones no las he llegado a ver por ningún lado, como no sea en los patrocinios para carteles de coronaciones de vírgenes de pueblo, exposiciones de paisajes castizos, financiación de estudios panfletarios, asilos de monjas y cosas así. Desde el punto de vista del ciudadano usuario de servicios bancarios no existe ni ha existido diferencia alguna entre tener cuenta en un banco o una caja; ni para el asalariado que tiene allí su nómina, ni para el emprendedor y el pequeño empresario que busca financiación para su proyecto (menos los que he mencionado arriba, porque ni cajas ni bancos financiaban preparación, ideas y trabajo duro, sino ladrillos). Es más, por sus problemas, las cajas son ahora mucho más voraces que los bancos en lo que se refiere a sisar comisiones y conceder créditos.
    De modo que con una o con varias cajas, la dirección estatal centralizada de las instituciones financieras públicas ha existido y sigue existiendo y las instituciones, Junta y ayuntamientos, son MUY responsables de la crisis, y los políticos y los responsables públicos siguen viviendo tan a cuerpo de rey como antes. Los problemas han surgido con el colapso del mercado inmobiliario y los impagos. Entonces se ha intentado recurrir a la financiación externa pero, para las cajas pequeñas, el mercado interbancario se ha cerrado. La solución es, por tanto técnica (sesuda y objetiva): fusionar todas en una que tenga más capacidad de endeudamiento exterior y, de camino, se tapan las cosas raras.
    Me queda la duda de si reorganizar de este modo el sistema financiero público para endeudarse con bancos alemanes y franceses significa más autonomía para Andalucía, y, en el caso que lo sea, “Autonomía” para quién en Andalucía, porque parece que hay que cerrar filas en torno a la caja única, gobierno, sindicatos y empresarios todos unidos por el superior interés de nuestra tierra, en una especie de retorno al modelo económico corporativo de los sesenta.
    Pero es que en Andalucía hay pobres y ricos: Los caciques iban antes a caballo y ahora en coche oficial y, desde entonces, las instituciones financieras públicas han sido una de sus herramientas preferidas para segur poniendo a esta tierra de rodillas. El control de la capacidad financiera tiene que democratizarse y capilarizarse, estar en manos de la sociedad, de las asociaciones de profesionales, cooperativas, pequeños empresarios, de las comunidades de todo tipo y todos sitios: No hay más libertad para esta tierra en que cada vez más gente coma de la mano de Griñán o quien venga detrás. Menos poder a la Junta, más poder al pueblo. Abajo los caciques y viva Andalucía libre.

  2. Héctor J. Lagier

    Me parece muy bien la iniciativa, pero me temo que cualquier intento será ya tardío.
    Las Cajas de Ahorros,tal como las entendemos, tienen sus días contados, la vía para su privatización está abierta, y la razón es muy clara, o se les inyecta miles de millones de euros más por parte de las instituciones públicas o lo hace capital privado, y da la coincidencia que las arcas gubernativas están casi vacías por lo que sólo queda la segunda opción.
    La madre de todas las crisis ha terminado por cargarse un modelo que podía haber seguido siendo interesante desde el punto de vista social y económico pero que malas prácticas llevaban hacía el colapso. En la mayoría de los casos las cajas se han convertido en un cementerio de elefantes de políticos reconvertidos a «cajeros» o de «fontaneros» de los partidos controladores; las políticas de riesgos se amoldaban a criterios partidistas o simplemente de vías B de financiación de los partidos, los maletines y los buscavidas que pululan alrededor de esto han proliferado por doquier.
    Desgraciadamente Andalucía se está viendo muy perjudicada por el expolio de Cajasur y la deserción de Cajagranada. Cuidado con Cajasol, con más fachada que realidad y con un Presidente con méritos cero y un ego fuera de lo común. Y mientras el Gobierno andaluz con influencia bajo mínimos . Euskadi, Cataluyna e incluso Galicia con gobierno del PP no han dado mil vueltas.

  3. Debo de estar desesperado, pero eso que se plantea en la carta no va a ocurrir. Alea iacta est. El neoliberalismo ha ganado la batalla por goleada. De reformables a reformadores. No hay nada que hacer. El regionalismo como movimiento político perece en este estado que se debate entre el unitarismo de los de siempre y las dudas de los que sucumben a los argumentos de nuestros adversarios. No hay nada que hacer, sólo el reconocimiento político podría salvar a Andalucía de acabar yaciendo en los brazos de un estado que no deja crecer la hierba bajo sus inventados dogmas fundacionales. No nos engañemos. Sin más Andalucía, no hay razón para que lo que se propone ocurra. Vayamos por partes. Ahora a ver dondce esta nuestro mirlo blanco.

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