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Tecnocraciadas

TecnocraciadasÉsta es la política que nos trae la tecnocracia. La excelencia hecha gobierno italiano no sabe ni a quién nombra, como nos cuenta The Guardian. Crónica del disparate: el gobierno italiano nombra viceministro de Agricultura al profesor Francesco Braga, de una universidad de Ontario (Canadá), cuando en realidad querían nombrar a Franco Braga, de la Universidad de La Sapienza de Roma.

Pero la historia da otro giro, porque quien lo recomendó no lo hizo para Agricultura, sino para Infraestructuras (resulta que el Braga italo-italiano es experto en construcción antisísmica, que como metáfora para el momento que atravesamos no está mal). Algún tecnócrata intermedio tuvo que pensar que qué pintaba un experto en sismología en Agricultura y buscó (suponemos que en alguna base de datos más tecnocrática que Wikipedia) a un Braga que supiera de agricultura. Y lo encontró en Canadá. Como pudo haberlo hecho en Tombuctú o en el siglo XVIII. A la sazón, su supuesto superior, el ministro de Agricultura, dijo no conocer personalmente al tal Braga, pero sí por referencias (no sabemos si se refería al italo-italiano o al italo-canadiense) y consideró que aportaría “valor añadido”. Pues eso. No me chilles que no te veo.

Por otro lado, el gobierno zombie de Zapatero sigue en racha, y tras indultar a un banquero, esta semana ha pretendido aprobar el reglamento de la conocida como Ley Sinde (me niego a unir el adjetivo “sostenible” a semejante adefesio made in PSOE). Dicen que sirve para perseguir las descargas ilegales, pero abogados como David Bravo -@dbravo- ha demostrado su absoluta ineficacia. Para lo que sí sirve es para comenzar a socavar la neutralidad de la red. Sinde, como los tecnócratas, tampoco es una “política”. Y aunque parece que el reglamento queda aparcado una semana más (o para el PP), ésta es la España (y la ley) que nos deja ZP.

Por último, Merkel y Sarkozy quieren “refundar” la Unión Europea. Para que haya más disciplina fiscal, para que el tecnocrático Banco Central Europeo sea más independiente, para extraer las conclusiones de una crisis que, según el transgénico #Merkozy, no se trata con retrovirales sino con meditación hayekiana y sangrías neocon (esto de las voodoo economics sí que es una magufada).

Son ejemplos de los ataques que está recibiendo la política hoy (literalmente hoy, viernes 2 de diciembre). Tienen en común la profunda aversión a la democracia, y a aspectos fundamentales de la misma, como la responsabilidad y la libertad de elección.

Por un lado, el caso italiano nos muestra una casta “política” (que no democrática) irresponsable. Por definición. Si ni ellos saben quiénes son, ¿quién responde al pueblo? ¿Quién hará las políticas agrarias en Italia, el universitario canadiense o el sismólogo italiano? Más allá de la anécdota italiana, que la política no responde a la lógica electoral tiene daños colaterales. La democracia no sólo es votar, también es transparencia, es decir, publicidad. La democracia es accountability, es decir, dación de cuentas, responsabilidad. ¿Cómo pueden influir en las decisiones ciudadanos cuya única arma es su voto gente que no responde a una lógica electoral? Si no es ante los electores, ¿ante quién responden los tecnócratas? Criticamos, con razón, el hacer de la política una profesión. Pero hacer de la profesión una política, que es el programa de la tecnocracia, atenta contra los mismos fundamentos de la democracia. Como diría Antoni Gutiérrez (@agutierrez) es el poder liberado de la política.

La ley Sinde, grave por tantear la entrada de los viejos poderes en los nuevos espacios, lo es también en su forma. Es otra modo de irresponsabilidad. No me refiero tanto al hecho de aprovechar los últimos minutos de un gobierno zombie (más apropiado que “en funciones”) para aprobar indultos y decretos impopulares como al hecho de poder “desagregar” decisiones. Cuando un gobierno está perdido por su, siendo benévolos, errática política frente a la crisis… ¿cómo evitar que haga de su capa un sayo y adopte más medidas que, por separado, le traerían más descontento? Arrow demostró los límites para la “decisión racional”, pero eso no significa que los ciudadanos tengamos que tragar con paquetes tóxicos de políticas (una lógica similar a la de los intermediarios financieros con las hipotecas basura), limitando nuestra capacidad y libertad de elección. Necesitamos menos intermediarios, y más controlados, es decir, con menos capacidad de construir ellos unilateralmente la agenda.

Y por último, Europa. Quieren sacralizar que un delirante consejo de sabios esté por encima de la soberanía popular. Supuestos “sabios”, que no ángeles. Porque hacen méritos ante quien ellos consideran que mandan; que no es la ciudadanía (¡demagogia, demagogia!) sino quienes les contratan cuando dejan sus cargos públicos (Goldman, Sachs and todos los demás). Pero si necesitamos Europa no es para que el merkelismo gobierne donde Merkel no llega, sino porque hay que aumentar la escala de la democracia o será irrelevante ante la naturaleza de los problemas que enfrentamos. Y ante la tormenta financiero-económica perfecta, el BCE es en su estatuto y composición actual más problema que solución.

Necesitamos más responsabilidad en la política, no menos; opciones de determinar la agenda política por parte de los ciudadanos, y una democracia a la escala de los problemas. Pero no me engaño. Apellidándome Sánchez, ni el consuelo me queda de las risas si los tecnócratas italianos me llaman. Porco tecnogoberno.

Un comentario

  1. Y mientras nos tele-entretenemos con «bungabungas» o si la querida del subsecretario va con zapatitos de Manolo Blachnik, la expaña inmortal e impune continúa su imparable marcha triunfal hacia adelante:

    http://www.kaosenlared.net/noticia/aceptamos-empresario-banquero-como-sinonimo-ladron

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