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La globalización en la década de los noventa (1989 – 2000) Primera parte

Rafa Rodríguez

ELEMENTOS BÁSICOS DE LA GLOBALIZACIÓN EN LOS AÑOS 90

1.    Una nueva fase en el capitalismo: la desaparición de la URSS y la unidad mundial del mercado

Durante la década de los ochenta, la expansión del capitalismo hacia la consolidación de la unidad mundial del mercado, había acelerado el hundimiento del bloque de la URRS, con la constatación del fracaso de su modelo en la construcción del socialismo. EE.UU. logró “a través de medios financieros lo que no podía conseguir por la fuerza de las armas: derrotar a la Unión Soviética en la Guerra Fría y domeñar al rebelde Sur.”[1].

La desaparición del bloque de la URRS abrió una nueva fase en la globalización ya que, desde la II guerra mundial, el desarrollo del capitalismo venía determinado por el enfrentamiento entre EE.UU. y la URSS en la Guerra Fría para conquistar la hegemonía mundial.

Con la desaparición de la URRS (1991), desmembrada en quince Estados independientes, el capitalismo consolidó su alcance mundial, incorporando a los países del antiguo bloque de la URSS y expandiéndose hacia la periferia del sistema.

2.    Nuevos líderes considerados progresistas lideran el impulso político de la globalización. El Plan de Clinton

En la década de los noventa gobernantes considerados progresistas, ya fueran del Partido Demócrata en EE.UU. como Bill Clinton (1993 – 2001) o de la socialdemocracia en Europa transformada en socialiberalismo, como Gerhard Schröder (1998 – 2005), Tony Blair (1997 – 2007) o Lionel Jospin (1997 – 2007), sustituyeron a los principales líderes conservadores neoliberales de la década de los ochenta, Reagan en EE.UU. (1981 – 1989) y Thatcher en el Reino Unido (1979 – 1990).

También en China Jiang Zemin (1989 – 2002) sucedió a Deng Xiaping (1978-1989), quién mantuvo buenas relaciones con EE.UU. y consiguió que Clinton le diera a China el estatuto de nación más favorecida.

Gowan considera que hasta la administración Clinton no hubo un plan maestro sobre la globalización[2] para la consolidación de un mercado mundial y la transformación de la economía de base industrial en una economía en la que el sector financiero se convirtió en el sector más importante, consiguiendo que la segunda mitad de los años noventa fuera un periodo de crecimiento en la economía estadounidense a pesar de la inestabilidad financiera global.

3.    Las múltiples caras del neoliberalismo

El derrumbe del bloque soviético y el surgimiento de la tercera vía en la socialdemocracia, alineada con el marco político de los partidos liberales y conservadores, consolidaron en esta década el neoliberalismo que se desplegó en múltiples ámbitos:

  1. En el ámbito económico mediante la presión a los países para que adoptaran reglas de políticas fiscales, monetarias y comerciales basadas en la estabilización macroeconómica, la reducción del Estado y la expansión de las fuerzas del mercado mediante desregulaciones, privatizaciones, reducciones de impuestos al capital, recortes sociales y liberalización del comercio internacional. La ausencia de un marco político global y el debilitamiento de las defensas económicas nacionales le abrieron las puertas al capitalismo desregulado.
  2. En el ámbito político impulsó una democracia débil, de baja calidad, donde la participación activa de la ciudadanía fue neutralizada mediante la despolitización provocando elevadas tasas de abstención, desinterés, individualismo y apatía electoral.
  3. En el ámbito cultural la hegemonía neoliberal sobre todo a través de lo audiovisual, muy ligado a las innovaciones tecnológicas, la música, el cine y la universalización del inglés, permeabilizó la vida cotidiana y el sentido común con una escala de valores construida a imagen y semejanza de los valores del mercado, basada en la competencia social y el culto al individualismo.

4.    Avances relativos en la democratización

La mayoría de los países del bloque soviético evolucionaron hacia Estados de baja calidad democrática salvo excepciones.

Los Estados que no estaban integrados en la URSS consiguieron construir sistemas democráticos, aunque algunos con unos costes enormes, como las repúblicas ex yugoslavas por las guerras. Otros fueron evolucionando hacia democracias híbridas como Hungría y Polonia, a pesar de su integración en la Unión Europea.

Más complicada aún ha sido la evolución de las repúblicas exsoviéticas con una gradación que va desde la plena democratización de las repúblicas bálticas hasta sistemas “autoritarios”, algunos de ellos como Bielorrusia, Uzbekistán y Turkmenistán están ubicados entre los regímenes más represivos del mundo, ya que no pudieron desprenderse del poder de los autócratas y oligarcas salidos, en mayor o menor grado, de las antiguas élites soviéticas.

5.    Expansión y desregulación: un sistema productivo global basado en el desarrollo desigual y en la dispersión internacional de los procesos productivos

EE.UU. sin antagonistas ya en la economía mundial, pudo desplegar nuevas estructuras económicas globales en el proceso de integración, a través de sus empresas multinacionales apoyadas en el desarrollo de las telecomunicaciones y la tecnología en general, facilitó la coordinación y la reducción de los costes a nivel mundial.

Las empresas multinacionales también aprovecharon el apoyo de los organismos económicos internacionales, que presionaban para que los Estados suprimieran los mecanismos de protección económica, y la apertura de China, India y otras economías de la periferia.

La apertura económica y financiera de los Estados y el abaratamiento de los costes de producción y coordinación permitió a las multinacionales desplazar su producción a cualquier lugar. Las multinacionales deslocalizaron buena parte de sus centros industriales hacia países donde la mano de obra era muy barata, había bajos impuestos y apenas derechos laborales o regulaciones medioambientales, lo que impulsó su crecimiento y aumentó sus beneficios, poniendo los cimientos para la articulación de las complejas cadenas globales de valor que se irán convirtiendo en la estructura económica básica de la globalización.

Paralelamente, los gobiernos del centro del sistema liquidaron cientos de empresas públicas, por valor de un billón de dólares durante los años noventa, lo que contribuyó a consolidar a las grandes multinacionales privadas.

Estos procesos originaron una importante desindustrialización en los países del centro, al mismo tiempo que impulsaron la industrialización en determinadas zonas de la periferia, aunque la mayoría seguía sin avanzar en un proceso de industrialización, provocando una nueva división internacional del trabajo basada en el aumento de la jerarquización territorial y de la competencia global.

6.    Del capitalismo industrial al capitalismo financiero. La desregulación y la expansión del sector financiero y la inestabilidad del sistema

  1. El impulso de EE.UU. al capital financiero

La integración económica mundial, sin precedentes en la historia mundial, impulsó, durante la década de los noventa, la transformación de un capitalismo de base industrial a un capitalismo de base financiera. Clinton promovió a tal fin una nueva oleada desreguladora del sector financiero que culminaría con la aprobación de la ley Glass – Steagall (1999).

La expansión de la deuda de EE.UU.[3] en la segunda mitad de la década de 1990, fue un factor decisivo para la recuperación económica estadounidense y para la prolongada dependencia de la economía mundial del crecimiento de la economía de EE.UU. que pudo aumentar su deuda externa sin los problemas que provocaba en los demás Estados por la posición dominante del dólar, ya que carecía de límites materiales desde el desmantelamiento del sistema de Bretton Wood.

2. Los bancos centrales

Los bancos centrales en 1990 se agruparon en el Comité de Basilea con la función de establecer una red global de supervisión bancaria y de promover recomendaciones, guías y estándares de práctica bancaria, siguiendo las directrices de EE.UU.

La FED y la Secretaría del Tesoro de EE.UU. dictaron las directrices para la orientación de los bancos centrales con los cánones de la economía neoliberal, que prescribía que los bancos centrales ya no debían satisfacer las necesidades de financiación de los Estados sino suministrar el dinero necesario para que el sistema económico funcionara correctamente a través de la banca privada.

3. La concentración y el poder del sistema bancario

En esta década, 50 corporaciones bancarias privadas dominaban el sistema financiero en el mundo. Las diez mayores habían incrementado el control sobre los depósitos bancarios del 17,4% en 1984 al 25,6% en 1994. En 1995, los 11 mayores bancos del planeta concentraban el 30% de los activos bancarios totales.

El papel mediador de las grandes instituciones y corporaciones financieras en el circuito financiero los dotó de un enorme poder ya que eran los agentes que canalizaban la financiación mundial.

4. Un sistema bancario paralelo

La desreguladora del sector financiero abrió las puertas a la creación de un sistema bancario paralelo constituido por fondos de pensiones, sociedades de seguro, fondos de inversión que escapaban de las regulaciones del sistema bancario tradicional, permitiendo también la innovación de nuevos instrumentos financieros, generando un sistema bancario en “en la sombra”.

5. Expansión de los paraísos fiscales

A principios de los años 90, con la incorporación de las Islas Marshall (1990) y Nauru (1994), había cerca de cien paraísos fiscales en el mundo que canalizaban la mitad de los préstamos internacionales y un tercio de toda la Inversión Extranjera Directa internacional.

Todos estos paraísos permitían que las empresas exentas y las empresas no residenciales estuvieran exentas de pagar impuestos y leyes que garantizaban el secreto bancario, la opacidad de empresas fiduciarias, seguros offshore o banderas de conveniencia para las flotas marítimas y el arrendamiento de aeronaves, por lo que eran (y son) un importante instrumento de evasión fiscal en todo el mundo que han contribuido a la pérdida de ingresos públicos con graves consecuencia para la financiación de los Estados, sobre todo de los países periféricos.

6. Del capitalismo industrial al capitalismo financiero

El impulso al sector financiero y la intensificación de la competencia global, indujeron a las grandes corporaciones no financieras a desplazar sus inversiones desde la actividad comercial e industrial a la financiera por el mayor rendimiento del capital, aumentando sus inversiones en activos financieros y pasando a depender cada vez más de fuentes financieras en la obtención de sus ingresos y beneficios en comparación con los obtenidos de sus actividades productivas, lo que provocó un cambio histórico entre el peso entre el sector productivo y el financiero, en un proceso de financiarización del sistema económico global. Particularmente significativa es la conclusión de Greta Krippner[4] de que el sector industrial dirigió esa tendencia hacia la «financiarización» de la economía no financiera.

Arrigui ha aportado datos significativos sobre este cambio histórico entre el peso del sector productivo y el financiero. La proporción del valor añadido generado en el sector industrial a escala mundial pasó del 28% en 1960 al 24,5% en 1980 y al 20,5% en 1998, siendo esta contracción superior a la media en Norteamérica, Europa occidental, Oceanía y Japón donde pasaron del 28,9% en 1960 al 24,5% en 1980 y al 19,7% en 1998.

Paralelamente, Krippner aporta un análisis detallado que demuestra que la proporción de los beneficios empresariales totales obtenida por el sector de las finanzas, los seguros y la propiedad inmobiliaria sobrepasó durante la de 1990 a la obtenida por el sector industrial.

7.    La jerarquización y la desigualdad del sistema: una integración asimétrica

La nueva división internacional del trabajo dividió al mundo en tres grandes áreas en función de la calidad de la tecnología y las inversiones que exigía la producción:

  1. La producción de bienes que requerían una tecnología muy especializada que se ubicó en los países del centro,
  2. La producción de bienes de tecnología intermedia que requería trabajo especializado que se ubicó en los Estados más desarrollados de la periferia
  3. La producción agropecuaria, extracción de recursos naturales y producción no especializada que se ubicó en la periferia de la periferia

La progresiva industrialización de la periferia no significó el final de la polarización centro – periferia, aunque hubo procesos muy diferentes. En 1.999 la diferencia de ingresos per cápita entre el centro y la periferia era de 50 a 1. La brecha en la producción estaba en torno entre el 10 y el 15 a 1.

En los países del centro el liderazgo de EE.UU. y del G7 era indiscutible con el control de los conglomerados financieros, tecnológicos, militares y culturales. En la periferia destacaba el crecimiento de China, India y los países de sudoeste asiático que contrastaba con el hundimiento del bloque de la antigua URSS y de muchos países de África y América latina.

NOTAS

[1] Arrighi, G. La economía social y política de la turbulencia global.

[2] Gowan, P. La apuesta por la globalización

[3] Arregui

[4] Krippner, G. Capitalizando la crisis. Los orígenes políticos del auge de las finanzas.

 

(*) La imagen pertenece al artista Douglas Coupland

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