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1989 – 2000: El auge de la globalización. Segunda parte

Rafa Rodríguez

LA DINÁMICA DE LA GLOBALIACIÓN EN LA DÉCADA DE LOS 90: DESREGULACIONES, CRISIS Y EXPANSIONES

  1. Consenso de Washington – CW

El Consenso de Washington fue un conjunto de prescripciones adoptadas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instituciones todas ubicadas en Washington, D. C. que definieron las reglas para la economía mundial hasta la crisis de 2008. El término fue acuñado por John Williamson, economista del Instituto Peterson, en 1989, coincidiendo con la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría.

El Consenso de Washington impulsó un tipo de mundialización económica y financiera no inclusiva y descontrolada, exacerbando las desigualdades y consolidando la subordinación de los países periféricos a los del centro.

Estas políticas determinaron la forma de transición del bloque soviético a las economías de mercado, impulsando el proceso privatizador sin importar cómo se hiciera y priorizando su rapidez por encima de cualquier cosa, con la creación de una gobernanza institucional escasamente democrática dominada por una nueva oligarquía.

Las recomendaciones del Consenso de Washington tuvieron un fuerte impacto en los criterios que la UE introdujo en el Tratado de Maastricht en 1992 para diseñar el camino hacia el euro fijando límites a la deuda y al déficit público. También en los Estados periféricos acentuó la subordinación de los países del Sur a los del Norte y consolidó un marco normativo internacional que facilitó a las empresas transnacionales convertirse en los agentes claves de la economía mundial.

  1. La crisis de comienzo de la década en EE.UU.

Durante la expansión financiera de Japón por la bajada de tipos de interés para incentivar las exportaciones en los años ochenta, los inversores compraron numerosos activo en EE.UU. rentables para adquirir préstamos baratos en Japón e invertir en EE.UU.

El estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera en Japón, a finales de la década de los ochenta, provocó el regreso de los capitales para sostener la solvencia del sistema financiero y una importante desinversión en EE.UU. lo que, unido al agotamiento de la expansión económica del incremento del gasto público impulsado por Reagan, empujó a EE.UU. a una recesión a partir de 1990 que se convirtió en una recesión internacional.

Además, ante el aumento de la deuda pública y el déficit en la balanza de pago, Bush impulsó una política de austeridad fiscal y monetaria, solo interrumpida por el aumento del gasto militar como consecuencia de la guerra del golfo, que incrementó las deudas de las entidades no financieras y dejó al sector financiero en una situación delicada.

  1. La crisis de deuda de los países de la periferia

Los países de la periferia tuvieron cada vez mayores dificultades para el pago de la deuda por lo que las necesidades de crédito se incrementaron a medida que se expandía la globalización. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) condicionaron sus préstamos a que los países adoptaran planes de ajuste y de estabilización en función de objetivos de inflación, gasto público o déficit presupuestario que ellos imponían. La banca privada también exigió a los países deudores que cumplieran con el FMI y el BM antes de renegociar su deuda.

  1. La crisis del Sistema Monetario Europeo (1992-1993)

La obligación de cumplir las condiciones de convergencia definidas en el Tratado de Maastricht para alcanzar la unión monetaria (SMI), desencadenó un proceso de crisis en el Sistema, coincidiendo con el no de Dinamarca a ratificar el Tratado.

Al mismo tiempo, el proceso de reunificación había provocado en Alemania fuertes presiones inflacionistas, a las que respondió el Bundesbank con una fuerte subida de tipos. Esta decisión provocó un ambiente de incertidumbre y falta de confianza en el SME.

En el verano de 1992, los especuladores apostaron contra la libra esterlina, la lira italiana y otras monedas del SME. En septiembre la libra esterlina y la lira italiana abandonaron el Mecanismo de Tipos de Cambio (MTC) y la peseta se devalúo un 5%, pero manteniéndose en su banda de fluctuación. Un mes después, la peseta se volvió a devaluar, acompañada del escudo portugués. Dos meses más tarde, también la libra irlandesa se devaluó. En mayo de 1993 volvieron a devaluarse la peseta y en escudo. El franco francés sufrió repetidos ataques a finales de 1992 y en 1993, y las tres monedas escandinavas, el markka finlandés, la corona sueca, y la corona noruega, tuvieron que abandonar su paridad fija con respecto al ECU.

La CE, en julio de 1993, se vio obligada a relajar las bancas de fluctuaciones y Alemania rebajó los tipos de interés con lo que alivió la tensión. Esta crisis monetaria fue muy intensa, pero de corta duración, y las economías de la zona se recuperaron en la segunda mitad de la década.

  1. La crisis mexicana de 1994

La crisis de México, que comenzó en 1994, tuvo su origen en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre Canadá, Estados Unidos y México. El gobierno mexicano pretendía mantener el tipo de cambio del peso con el dólar, sin embargo los especuladores no creían que el gobierno pudiese mantener la cotización del peso y atacaron a la moneda mexicana provocando una crisis bancaria que provocó el colapso de su moneda. El gobierno mexicano se vio forzado a asumir obligaciones de bonos gubernamentales a corto plazo, en un contexto de fuerte déficit comercial y de déficit fiscal. Las repercusiones de esta crisis, llamada efecto “tequila” sacudió el sistema financiero internacional y sumergió a toda Latinoamérica en la recesión.

  1. El Acuerdo del Plaza inverso de 1995

El “Acuerdo del Plaza inverso” de 1995 entre Estados Unidos, Japón, Alemania y las demás potencias del G-7, representó un giro de 180 grados respecto al Acuerdo del Plaza de 1985.

El Acuerdo rebajó los tipos de interés de EE.UU. devolvió la robustez al dólar e impulsó las importaciones de EE.UU. y el crédito de sus bancos, provocando un flujo de dinero líquido desde Japón, Asia oriental y el resto del mundo hacia los mercados financieros estadounidenses, facilitando el endeudamiento de sus empresas para comprar acciones en el mercado bursátil.

EE.UU. apoyado en la desregulación de los mercados financieros y en el surgimiento de nuevos instrumentos financieros inundó de liquidez los mercados y expandió la demanda en todo el mundo, impulsando al alza la cotización del dólar. Las empresas no financieras estadounidenses aprovecharon estas circunstancias para comprar acciones, incurriendo en «la mayor oleada de acumulación de deuda de su historia»  con una subida sin precedentes de las cotizaciones de sus acciones.

  1. Crisis asiática de 1997

La sobrevaloración de los precios bursátiles generó una burbuja inmobiliaria en Tailandia que estalló en 1997 provocando una retirada masiva de capitales y la caída de las reservas internacionales.

La crisis arrastró a sectores enteros de la economía por el peso del sector financiero que, además, al estar internacionalizado, trasmitió la crisis sin cortafuegos, obligando a Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas a depreciar sus monedas y causando la caída de las bolsas de Japón, Singapur, Taiwán y Hong Kong. La crisis también se contagió a los Estados que eran proveedores de materias primas, como Rusia y los países de América Latina por la caída de los precios de las exportaciones. Solo Taiwán y Vietnam escaparon de los ataques especulativos y de la crisis.

El rescate del FMI obligó a la mayoría de los Estados del sudoeste asiático a aceptar los contenidos del Consenso de Washington, por lo que tuvieron que desmantelar todas las medidas proteccionistas al comercio, suprimir la planificación pública, recortar el gasto público, flexibilizar el mercado laboral, declarar la independencia de los bancos centrales y acometer un exhaustivo programa de privatizaciones, lo que provocó la depresión económica y protestas sociales, sobre todo en Indonesia.

El primer Estado que remontó la crisis fue Malasia que no aceptó las imposiciones del FMI y aplicó de nuevo los controles de capital. Poco a poco las economías de la zona comenzaron a crecer de nuevo, pero a un ritmo inferior que en los años anteriores a la crisis.

Como respuesta a la intervención del FMI y de EE.UU. los gobiernos de la región reforzaron su integración con la constitución de ASEAN + 3 , con lo que el papel de China pasó a ser decisivo para la economía de la zona. A partir de esa posición China expandió por todo el mundo el llamado consenso de Pekín en contraposición al Consenso de Washington que consistía en firmar acuerdos bilaterales con los que China cancelaba las deudas, concedía créditos blandos e intensificaba los intercambios comerciales.

  1. La crisis de la Federación Rusa

La terapia de choque en la transición desordenada del sistema de economía centralmente planificada de la URSS a un sistema económico capitalista, provocó un desastre económico durante toda la década y socavó la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático.

A comienzo de los años noventa la producción cayó un 20%, aumentó el déficit público, y la inflación llegó a alcanzar en 1992 el 2.500%, lo que liquidó los ahorros de millones de ciudadanos y provocó una crisis de impago en 1993. El gobierno subió los intereses lo que dificultó la inversión para la reestructuración de las empresas públicas. La sobrevaloración del rublo abarató las importaciones y dificultó las exportaciones, pasando de ser un país exportador de productos industriales a ser exportador de materias primas.

La Crisis asiática de 1997 afectó a la débil economía rusa por la caída de las exportaciones al sudoeste asiático y de los precios de las materias primas. En 1998 el rublo se desplomó por el descenso del precio de las materias primas y Rusia suspendió pagos. La crisis se agudizó en 1998 aunque en 1999 se recuperó debido en gran parte a la rápida subida de los precios mundiales del petróleo. Yeltsin nombró primer ministro a Primakov que cambió el rumbo de las relaciones internacionales alejándose de EE. UU, acercándose a China e India y manteniendo su influencia sobre las antiguas repúblicas de la URSS. La transición al capitalismo había significado una década de recesión económica constante para Rusia y el período de empobrecimiento más intenso de la historia moderna.

  1. Devaluación brasileña de 1999

La mayoría de los países de América Latina todavía se estaban recuperando de la crisis de comienzo de los noventa cuando se vieron envuelto en otra crisis financiera por la bajada del precio de las materias primas. Brasil fue la economía más afectada que sufrió fuga de capitales, caída del nivel de actividad y cuentas públicas deficitarias. El real se devalúo un 50%, impactando sobre las exportaciones de Argentina hacia Brasil, deteriorando su economía.

  1. Derogación de la ley Glass – Steagall por Clinton (1.999)

El punto álgido de la desregulación financiera se alcanzó cuando Clinton en 1999 derogó la ley Glass – Steagall, que prohibía la conexión de actividades comerciales y de inversión, con lo que desapareció la distinción en EE.UU. entre la banca comercial y la de inversiones, provocando el apogeo de los bancos de inversión, la transformación de la banca comercial hacia la titulación de préstamos y abriendo la puerta para que los bancos también pudieron dedicarse al negocio de seguros. La mayoría de los Estados imitaron la ley, lo que desató una oleada de fusiones bancarias.

 

(*) La imagen pertenece al artista Douglas Coupland

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